Los hornos de Hitler
Capítulo
I. 8 Caballos o 96 hombres, mujeres y niños.
En este
primer capítulo la escritora Olga Lengyel narra cómo fue su experiencia en todo
lo que paso, ella vivía en Cluj, la capital la Transilvania que
antes había a pertenecido a Rumanía lo menos
que querían era tener contacto con los alemanes, la señora Lengyel tenía
su familia conformada por sus padres, sus dos hijos Thomas y Arverd, su padrino
y su marido Miklos Lengyel tenían si propio hospital que
lo habían construido con su dedicación y esfuerzo. Pasó
tiempo para que les llegaran los relatos de las atrocidades que estaban pasando
en Alemania, el peligro se respiraba en el ambiente de la
ciudad.
El doctor
lengyel tenia a sus servicios a un medico llamado Osvath, el no solo servía a
al doctor si no también a los alemanes Olga tenía a su
padrino ya muy enfermo cuando él estaba ya muy grave los alemanes le quitaron
todos sus bienes, así enfermo paso mucho tiempo en el hospital hasta
que falleció el doctor Osvath no fue muy buena persona con ellos él
fue el causante de que le quitaran lo bienes al padrino de Olga aparte de que
los entrego a los alemanes y les quito todas sus pertenencias del padrino,
Osvath tiempo después se presento en la casa del doctor Lengyel quitándoles
todo hasta sus objetos mas queridos. No pudieron hacer nada el poder
estaba en manos de los alemanes y Osvath era su protegido En Cluj
la situación era cada vez más grave surgieron enfermedades y
epidemias que se extendieron en toda la cuidad, se tomaron medidas
de prevención y dividieron la cuidad en zonas, a
los médicos les iba designando cada una de las secciones y al doctor
Lengyel le toco una tiempo después lo nombraron como un médico
responsable. Olga se dio cuenta que los vigilaba la S.S
y tenían que
tomar decisiones, así que conocían a
un proveedor de leche que antes le vendía al hospital del
doctor vivía a tan solo una hora de Cluj, fue muy buena persona con
ellos y les construyo un sótano en su casa. La cuñada de la señora
Olga vivió un mes con ella debido a lo que estaba pasando
en Alemania tenia tres hijas que mando a vivir con ellos pero ellas
no se daban cuenta de todo lo que sucedía y no quisieron irse con
ellos, ya no sabían que hacer qué tuvieron
que quedarse a esperar que les iba a pasar.
En una
mañana le llego el aviso al doctor Lengyel de una junta médica, tenía miedo de
ir y temía que fuera una trampa de los alemanes y Olga al
mismo tiempo sentía un
presentimiento des-afortunadamente se encontraban solos y
no sabían donde localizar a señor
Campian, así que decidió ir.
Se despidió de
sus hijos, después de que salió a Olga recibió la noticia
de que su esposo fue deportado a Alemania Tomo
la decisión de ir tras su
esposo rápidamente busco información de lo que pasaba ,
pregunto y le dijeron que no había nada de que temer sin saber que
eso era una trampa, se arrepintió decidió llevarse a sus padres
y sus hijos con ella; llegaron a la estación de ferrocarril, al
llegar el tren notaron que no era e pasajeros si no de ganado los soldados los
movieron y el tren comenzó a moverse, iban a bordo noventa y seis
personas niños, mujeres, ancianos aplastados por el equipaje, en un espacio
donde cabían solo 8 caballos, el viaje iba prolongándose y
no le veían fin, estaban totalmente a oscuras ya iba mucha
gente enferma así pasaron siete largas noches.
Capítulo
II La llegada
En este capítulo
la escritora cuenta cómo y cuando llegaron al campo de concentración,
cuando llegaron al campo el vagón del tren parecía funeral
ya que se encontraban enfermos y mucha gente muerta, cadáveres en
descomposición. Al llegar al campo de concentración la
gente esperaba que los sacaran inmediatamente del vagón pero no
fue así, todavía pasaron una noche más, la gente estaba en mal
estado encimados unos con otros, la señora Lengyel vio por una
ventanilla como era el lugar a donde llegaron estaba alambrado
con púas y estaba alumbrado a intervalos por reflectores. Cuando salió
del vagón sintió la gran necesidad de ver a su esposo,
hijo y sus padres al verlos los abrazo, sin pensar que sería la última vez que
los vería Después la separaron de
ellos llevándose a sus padres y a sus hijos solo se llevaron a
las mujeres llego asistencia medica, retiraron los cadáveres. Más
tarde comenzó la primera ''selección'', las personas suplicaban que
no los separaran de su familia; la señora Lengyel pasó por
un lugar donde ella y las demás mujeres, observaron como
las demás solamente iban cubiertas con trapos y con las cabezas
rapadas y algunas descalzas.
Los
soldados las metieron a un edificio donde habían soldados pero
estaban borrachos, lamentablemente las mujeres eran humilladas frente a ellos
las desnudaron luego las pasaron a una habitación donde les daban un
baño, las pasaron a otra habitación desnudas y las
sometieron a exámenes oral, rectal y vaginal las acostaban en una
mesa y las revisaban todo este proceso era horriblemente humillante para ellas
por que los soldados las miraban con caras burlonas y queriendo abusar de
ellas, les dieron unos trapos para vestirse sucios y viejos que apenas y les
quedaban algunas mujeres andaban descalzas y por ultimo pasaron a un cuarto
donde los esperaban hombres que las raparían nuevamente
las pasaron por un bosque se encontraron con un edificio de ladrillos
rojos, ese lugar era el crematorio en donde iban a parar niños, enfermos y
viejos.
Capítulo III La Barraca 26
Las mujeres llegaron al campo, su hogar era la Barraca
26, habían dos campos uno era Birkenau y Auschwitz los separaba un
ferrocarril. Auschwitz era el campo donde entraban los esclavos y Birkenau era
definitivamente donde los exterminaban; los que eran cadáveres muy
pronto serian cenizas. Los primeros días pensaron que las iban a
destinar a trabajar pero no fue así.
El interior de Barrraca 26 estaba dividido en dos partes, una gran estufa de
ladrillo de más de un metro de alto, con exactitud eran jaulas de
madera; les proporcionaron mantas para cada koia que apenas
y cubría a diez personas eran dos mantas miserables sucias y
apestosas la barraca estaba extremadamente sucia y era imposible conservarla
limpia, pues no había ni una escoba, ni un trapo. Solo cuando
limpiaban, rompían los trapos con los que se vestían a
las mujeres que les quedaban grandes.
Pero resulto aun mas difícil cuando comieron pues solamente les
dieron veinte vasijas para mas de mil personas en cada
vasija cabía litro y medio, en la
mañana tenían que conformase con limpiar las vasijas y las
mujeres se encontraban muy agotadas y lo único que querían era
era un alimento y no solo eso sino también escapar
pero tenían miedo de ser atrapadas por la S.S pues
ellos tenían las órdenes de disparar.
Capítulo IV Primeras Impresiones
Ya tenían dos días de estar en la koias y cuando les iban a
dar su primer comida matutina, era algo miserable les dieron un liquido
al cual llamaban ''café'' aunque a veces también les daban te pero
no había mucha diferencia entre las dos bebidas y no se los daban
azucarado.
Al mediodía les daban sopa no sabían ni de que estaba hecha
les sabia muy mal, además de que algunas mujeres les tocaba la sopa
''sorpresa'' llegaban a encontrar hasta ratones; pero no les quedaba de otra más
que comérsela. Por la tarde recibían pan negro
que contenía mucho serrín era muy doloroso comerlo porque
les lastimaban las encías y no tenían cepillos dentales
para hacerlos La sopa, el té y el café los transportaban
en calderas de setenta litros, y solo las cargaban entre dos mujeres les era
muy difícil por que el liquido que contenía iba hirviendo y
si se les caía podían recibir quemaduras graves,
luego procedía la distribución del ''alimento'' el
contenido contenía perol y lo vaciaban en veinte vasijas de cada
barraca. Las mujeres no estaban acostumbradas a labores manuales, los
administradores alemanes les gustaban burlarse de las personas analfabetas y
los ponían a realizar trabajos de oficina, a las personas más débiles los ponían hacer
trabajos pesados. Lo que pasaban era algo muy fue porque nadie
lograba conciliar su hambre y cuando les daban de comer se arrebataban las
vasijas y se comían rápidamente la ''comida''.
Las custodias golpeaban a la menor provocación en la barraca
26 tenían a una jefa que era polaca su nombre era Irka, ya llevaba
varios años viviendo ahí Olga platico con Irka y le dijo en
la situación en la que estaba, ósea buscando a su familia pero ella
de manera burlona le dio esperanzas de encontrarlos, no fue así pues
primero se deshacían de las personas más inútiles para
ellos como los niños, ancianos y enfermos eran inmediatamente
enviados al crematorio se lo contó porque ella vivió lo
mismo. Olga se quedo asombrada y se sintió culpable de a
ver mandado a su hijo de 12 años con sus abuelos cuando los
separaron. Decidió ir a buscar a su esposo el doctor Miklos Lengyel,
no le importo costara lo que costara, tenía miedo porque había desobedecido
las reglas finalmente lo encontró al verlo no supo que decir tenía
una apariencia desastrosa estaba sucio
y también lo habían rapado, sus rasgos físicos no
reflejaban ninguna emoción luego fue a buscar a su hijo
la sorprendió una mujer de la S.S, pero un
criminal alemán trato de defenderla y le dijo a la otra mujer que no
la golpeara por que se encontraba buscando a su hijo, pero la mujer
se comenzó a reír.
Capítulo V La llamada a la lista y las selecciones
Olga ya sabía lo que había en el campo de concentración sin
embargo no le tomaba tanta importancia aun. Tenían que presentarse
cuando eran llamadas, se tenían que presentar obligatoriamente, pero
esto no era lo peor todavía se tenían que esperar muchas
horas incluso días de pie o frente a las barracas, y no importaba
so llovía helaba o nevara procuraban frotarse unas con otras para
mantenerse calientes, pero solo las vigilaban por que tenían que
guardar cierta distancia.
Por el contrario cuando hacía calor sudaban al extremo de que su harapos se les
pegaban al cuerpo y sufrían por la falta de agua y
al día les daban a lo mucho dos tragos de agua por persona, no les
importaba si estaban enfermos aunque algunas mujeres hacían trampa y
no se presentaban les costaba muy caro y si faltaba una mujer eran buscadas
hasta ser encontradas incluso si faltaba un muerto,
nadie podía romper la formación hasta que los hallaban.
Entre ellas se preguntaban por qué estaban ahí, había distintas
respuesta pero la más frecuente era que no sabían
no tenían ni la más mínima idea para ellas las mujeres que
no eran atrapadas tenían suerte de gozar a su familia y su hogar,
incluso había internas muy jóvenes de trece a catorce años,
las mujeres judías las mandaban inmediatamente enviadas a las cámaras de
gas y a las demás las sometían a castigos brutales estaban
sin comer solo eran huesos y pellejos las obligaban a ponerse piedras sobre la
cabeza o a cargar con las dos manos ladrillos de rodillas bajo el sol.
Cuando se hacían presentes las selecciones se presentaban Jefes Nazis
Hasse, Irma Grese o el doctor Mengele las escogían con el fin
de un posible traslado, ellos eran muy atractivos, el doctor solo mandaba con
su silbato y señalando con el dedo pulgar ordenaba, Irma parecía un
''ángel ‘ojos azules y cabellera rubia. De vez en cuando retiraban personas de
la barraca y eran enviadas a la muerte de quinientos
a seiscientos seres humanos, el doctor Mengele escogía a
sus víctimas; a las mujeres las hacia desnudarse caminaban con los brazos en alto
era muy humillante para ellas y era muy triste porque los enviados al
matadero seguían siendo personas.
Capítulo VI El campamento.
Al terminar la revisa regresaban a sus koias el campamento estaba dividido por
una carretera central por ambos lados había diecisiete barracas ''con
los números pares a la izquierda y los impares a la derecha" anteriormente
estos edificios habían sido anteriormente construidos para
establos, en estos se encontraba la casa de ''LEGERALTESTE'' (la reina
del campo sin corona) era una joven maestra de KNDERGARTEN los
alemanes fueron quienes la escogieron para ese cargo; reinaba a las
miles de mujeres que había en el campo ''LEGERALTESTE''
, estaba compuesta por la "Lagerkapo, jefa adjunta
del campo; por laRappartschreiber, jefa de la oficina y por la Arbertdients, jefa
de servicios" cada una de ellas tenía su habitación pequeña pero
aun era un paraíso comparado con el de las internas.
Igualmente escogían policías femeninas en el campo, bomberas,
basureras y recogedoras de cadáveres. Las encargadas de
las cocinas eran al rededor de cuatrocientas mujeres gozaban a un de
mas "privilegios" pues no comían alimento corriente y con
la margarina la utilizaban como moneda de cambio y era para procurar prendas de
vestir aun así hacían trabajos difíciles descargaban
los vagones del ferrocarril con madera y cosas pesadas; algunas mas se la
pasaban limpiando y a otras más las ponían a correr al rededor del
campo con piedras pesadas, los alemanes le llamaban a esto ''deporte''. A veces
era difícil ver quiénes eran las internas que maltrataban mas sin
embargo a las judías y a las rusas las trataban aun peor llevaban
casi una vida animal.
Una o dos veces al día eran teóricamente ''libres'' para
realizar su limpieza personal tenían que lavar, peinarse y cepillar
sus dientes esto era imposible de hacer
si había agua había mucha gente llegaban mujeres sucias y
malolientes en realidad no se reunían para limpiarse si no para beber
unas gotas de agua no les interesaba que los tubos estuvieran roñosos y
apestosos ; otro lugar donde se reunían era en los basureros hay
encontraban muchos objetos que les podían ser útiles para
ellas por ejemplo Olga encontró trozos de cuerda y un pedazo de
madera que afilo en forma de
cuchillo, también encontró un cinturón para sujetar
su pantalón en ese momento se siento la mujer más rica entre las
internas.
Capítulo VII Una proposición en Auschwitz
Olga ya llevaba tres semanas en Auschwitz ella se sentí como
en un sueño o mas bien una pesadillas de la cual esperaba a que alguien la
despertara. Ya no soportaba, las encarceladas gritaban se
golpeaban parecía un estruendo de una manada de animales de pronto
miraba desde su koia el interior de la barraca escucho una voz, se dio cuenta
de que era un hombre bien vestido se sorprendió al ver a un
hombre allí por que era solo una barraca de mujeres. Conversaron y
supo que era polaco y que ya llevaba varios años en el campo
de concentración trabajaba de carpintero y de vez en cuando limpiaba
los evacuatorios; un día decidieron caminar llegaron a u lugar
donde varios de los trabajadores estaban guisando en una fogata el hombre se
llamaba Tadek saco dos patatas y las puso a cocinar y le dio una se
la devoro en ese mismo momento fue el primer bocado que retuvo su estomago, también le
regalo un chal para taparse la cabeza rapada. Tadek siguió entrando a
su barraca todos los días y siempre
le ofrecía comida aunque ni
siquiera le dirigía la palabra pero no le sirvió de
mucho porque cada vez iba adelgazando mas y mas decidió ir a los lavabos
porque allí habían hombres que compartían su comida
con las mujeres para ella fue triste ver como comían su sopa
negrienta en latas de aluminio sacados de la basura mientras
estaba allí se mezclaban olores feos de cuerpos sin lavar y
de los rancios alimentos, en otra parte en el campo había llegado un
nuevo envió de deportados y
lo único que quería Olga era salir ya de ahí en
una esquina miro como había un hombre que comía sopa en un
bote, no le quitaba la mirada de enzima lo que buscaba era que le
obsequiaran un poco la ''sopa'' de repente una mujer se
le aventó llego Tedek y le ofreció un paquete de
comida se distanciaron luego de que le asignaran trajo en
la enfermería y la mandaban a buscar medicinas raras
y difíciles de conseguir la medicina era
para combatir la sífilis.
Capítulo VIII Soy condenada a muerte
Pasaron unos cuentos días y ya era insoportable
estar allí lo único que hacían era ir a las
formaciones Olga cada vez estaba más delgada en verano le daba calentura esta vez
se encontraba mas enferma que otros días tenía una amiga llamada
Magda era su ejemplo a seguir, se cubrían pero eso no les daba
resultado era una infracción por indisciplina así que
Hasse las golpeo y las mando a la selección pues no quedo satisfecha
con su venganza, desde ese momento estaban condenadas a muerte. Entre ellas
iban mujeres de su barraca debían que esperar a que los camiones
fueran por ellas para llevarlas a las cámaras de gas; sin embargo sus
compañeras no creían y pensaban que eran lo historias estaban cerca
de la ''panadería'' ese lugar donde quemaban a las personas,
aun así se negaban a aceptar la realidad, las demás mujeres
que había eran metidas a empujones. Su amiga Magda era una de ellas.
Olga planeo escaparse antes de que llegara el camión pero la traicionaron
sus mismas compañeras se dio cuenta pero seguido formada, llego
el camión y se escabullo rápidamente a las cocinas, su
amiga decidió ir con ella llegaron y se pusieron a platicar, acomodar
trastes y a descargar para no levantar sospechar. Tuvo que cuidarse mucho para
no armar un alboroto varias de las internadas si se dieron cuenta al
verlas allí se sintió bien por que por lo
menos seguía viva.
Capítulo IX La enfermería
Se pasaron mucho tiempo sin poder atender a los enfermos por que no habían los
servicios médicos ni medicamentos para curarlos hasta que
un día les anunciaron que tendrían una enfermería y a Olga la
nombraron miembro del personal de enfermería
decidió hablar con el doctor Klein (jefe médico de la S.S) pero la
rechazo por presentarse sin autorización al día siguiente
la mando a llamarla y estableció la orden que las mujeres
que tenían conocimientos médicos se presentaran no falto
quien se ofreciera voluntariamente.
La barraca 15 que era la que estaba en las perores condiciones, se colaba el
agua de la lluvia y tenía grandes aberturas. Tenía dos habitaciones una
que decía farmacia y otra enfermería
tiempo después se instalo un hospital reunían cuatrocientos
o quinientos pacientes no tenían que las dos habitaciones y
no había agua y era un poco difícil mantener el suelo
limpio, necesitaban desinfectantes para limpiar los residuos de
sangre, tenían el problema de usar los mismos
instrumentos temían de infectar de una infección al
paciente. Para atenderlos se levantaban desde muy temprano
las consultas empezaban a las 5 de la mañana y los
pacientes debían esperar a que les tocara su
turno había veces que atendían a mil quinientas mujeres
al día las consultas eran sin ninguna interrupción
a las tres de la tarde descansaban un poco comían limpiaban los
instrumentos y el suelo. Todo el día atendiendo se sentían abrumadas
y lo único que querían era descansar
pero tenían varios partos seguidos y tenían que cuidarlas.
Al terminar podían asearse para ellas era un verdadero lujo y bañarse
con agua caliente y "jabón" era más bien una pasta pegajosa con olor
feo por lo menos hacia espuma, para dormir les daban dos mantas para
las cinco una la ponían en el piso y con otra se
tapaban; llovía y hacia viento no era cómodo para ellas
pero era algo que no tenían las demás tenían un poco
de libertad a pesar de esto seguían en las mismas condiciones con su
vestimentas. Tiempo después les cedieron un
"apartamento" decidieron hacerlo como koias a veces entre ellas
platicaban de sus familias. Cada día iba aumentando el número de
mujeres enfermas pero los administradores se negaban a aumentar
el personal mejoro un poco la situación y se construyo un
hospital cabían de cuatrocientas a quinientas mujeres fue
muy difícil para ellas entrar a el hospital por que
les pedían sus pertenencias a cambio de una horrible camiseta
y seguían durmiendo en sus koias o sobre paja.
Capítulo X Un nuevo motivo para vivir.
Muchas veces no llegaban solo mujeres a
la enfermería sino también hombres por que cuando
terminaban de trabajar sus barracas estaban cerradas
los tenían que atender y
no podían negarse-le los servicios. Un día llego un
hombre francés le designaron la letra "L" tenía una herida
en el pie; para ellas era una persona de la que recibían alegría, les
daba noticias buenas de la situación militar en Europa y por lo menos
les daba información verdadera y no solo rumores
No tenían experiencias sobre guerras cuando sonaban las sirenas de la
S.S huían a esconderse se encerraban y atrancaban las
puertas, las mujeres presas quedaban expuestas a las bombas.
Olga pasaba por una grave depresión pues había perdido a
sus padres, a sus hijos y de su esposo no sabía nada; aunque trabajaba en
la enfermería se sentí muy mal. Estaba al borde
del suicidio.
"L" la conmovió a seguir adelante ella ayudaba a tener
alivio a las personas y le dijo que sus servicios eran muy
valiosos; también le dijo que era la mujer ideal para estar en
oficina y recibir correos enviar cartas y paquetes. A partir de esto Olga se
entero de todas las muertes en la cámara de gas y en el crematorio.
Los cadáveres eran sincerados en una fosa. En los primeros
tiempos fueron exterminados judíos y no judíos en el
crematorio, después de un tiempo ya eran enviados a
la cámara de gas, otros eran ejecutados en la horca o con inyecciones
de veneno, cada día exterminaban a miles de personas, Olga muchas
veces presencio la llegada de los trenes al campo, el sufrimiento y el dolor de
las personas. Solicitaban a doctores y dentistas para salvar los valioso de los
cuerpos, el sufrimiento por el que pasaban era una verdadera
tortura, metían a gente de mas a
las cámaras se encimaban y agonizaban.
A pesar de todo esto Olga tuvo motivos para seguir viviendo.
Capítulo XI Canadá.
En Auschwitz tenían un edificio llamado "Canadá" en
realidad no sabían por que lo llamaban así,
pero ali almacenaban las pertenencias de los deportados cuando eran
enviados al crematorio, el Canadá contenía muchos objetos de
valor por que cuando los deportados eran llamados llevaban sus pertenencias de valor
para cambiarlas por favores; entre los equipajes se encontraban maquinas de
coser, tabaco, jamón ahumado y cosas de más valor.
En el Canadá se dedicaban a descoser forros y hallar tesoros
escondidos. A cada semana salía de Auschwitzs para Alemania dos o más
trenes llenos de todo lo que encontraban; la gente
que pertenecía al Canadá eran privilegiados por
que tenían oportunidades de robar aunque los amenazaran con castigos
severos. Gracias a que algunos robaban había fugas en el campo y los
objetos que robaran del Canadá eran negociados en el mercado negro.
Solo algunos podían darse el lujo de cambiar margarina por marcos de
oro.
No solo los que estaban en el Canadá se aprovechaban de esto
sino también el personal de cocina; cambiaban sus objetos por zapatos,
chamarras de piel en el mercado negro. Olga cambio pan de
ocho días por una camisa de enfermera. Hay era el dilema de la
vestimenta o el alimento.
En el campo checo tenían mas privilegios esto se debía a
que no estaba bien administrado, los checos si podían recibir
paquetes de sus familias esto solo duro un tiempo, fue entonces que los checos
se enteraron que los alemanes querían liquidaros. Una noche los
checos se comunicaron por medio de tarjetas pero no sirvió de mucho porque
al final fueron exterminados todos, enfermos, sanos, ancianos, mujeres, niños y
hombres.
Capítulo XII El depósito de cadáveres.
El trabajo de Olga no solo era en
la enfermería también tuvo
que trasladar cadáveres limpiar los cuerpos y arrojarlos
al montón de cadáveres putrefactos
sudaban demasiado y no podían limpiarse la cara con las
manos infectadas de enfermedades para Olga este trabajo fue el más macabro y
horrible de todos, tropezaban con
el montón de cadáveres por suerte ella nunca se desmayo
como sus demás compañeras, a la vista
los cadáveres tenían deformaciones físicas le pareció a
ella muy misterioso como los internos adelgazaban
muy rápido y perdían mas del 50 % de su peso normal. A las
mujeres
les detenían su menstruación sufrían de dismenorrea.
En su comida diluían un polvo raro para debilitar sus reacciones
sexuales, en cambio las mujeres como las blocovas estaban libres de estos
problemas en su cuerpo, un día Olga hablo con una mujer de la cocina y ella le
dijo que si era verdad que les daban en su alimento un polvo
misterioso Olga le pidió que le diera un poco del polvo por si ella
salia tenia pruebas de lo que pasaba.
Olga también trabajaba en meter la basura en bolsas grandes encontraban, periódicos botellas, juguetes,
etc. Cuando le tocaba trabajar cerca de la estación de ferrocarril
les tocaba escuchar como llegaban personas al campo a ella
le pareció muy triste ver a toda la gente ingenua pensando que iban a
descansar del largo viaje ella les dio consejos de que dijeran que estaban
sanos y decir que sus hijos eran mayores de doce años, pero la gente la miraba
burlonamente no eran capaces de comprender la realidad, la gente que llego eran
americanos y pidieron hablar con el comandante los
engaño diciéndoles que si los mandaría a Washington.
Tiempo después a Olga le toco separar el
equipaje encontró muchas cosas de valor para la
gente fotografías ropa, retratos y maletas de piel, hallaron discos
y pusieron uno en un fonografo portátil escucharon una vos que
cantaba un villancico de navidad las conmovió mucho, pero
un centinela escucho y fue a destruirles el disco, supieron que
la habían escuchado el villancico "Noche de Paz" de
Bing Crosby un artista norteamericano.
Una mujer le explico que los americanos eran usados como combustible, porque
eso de matar nunca fue un problema para los alemanes.
Capítulo XIII El "Ángel de la muerte" contra el gran
"Seleccionador
Olga se
sentía muerta estaba sucia, rapada de la cabeza y con un zapatos de hombre
impares.
Para
entonces los seleccionados eran llevados al campo por las jerarquías femeninas,
Hasse e Irma Grese, iban tres días a la semana desde muy temprano hasta muy
tarde revisaban su cuota de victimas en el momento que ellas llegaban las
internas del campo temblaban de miedo fijaban su mirada en ellas, Irma iba con
su látigo y golpeaba donde se le antojaba era una mujer hermosa todas fijaban
su mirada en ella, era una muchacha joven y bella con cabello arreglado, cuando
golpeaba el dolor de las internas le causaban gracia, y a ellas no les quedaba más
que aguantarse el dolor las pobre mujeres salían muy lastimadas. Antes de que
las llevaran a la cámara de gas tenían que pasar con una revisión con el doctor
Klein, las hizo esperar tres días sin comida, tiradas en el pavimento, muchas
de las compañeras de Olga le pedían que las salvara porque ella era la que
acompañaba al doctor; entonces Olga le suplico al doctor que las ayudara aunque
ya estuvieran enfermas aun tenían algún familiar en el campo.
El doctor
ordeno a los centinelas que forzaran la puerta, cuando entraron estaban
trescientas quince mujeres unas habían muerto, otras estaban muy débiles
sentadas sobre los cadáveres, parpadearon al ver la luz; al verlas el doctor
enfureció y les grito que salieran de ahí, mas tarde se llevaron a más personas
a la cámara de gas, ese día el doctor salvo a treinta mujeres de la muerte. El
domingo fueron castigadas Olga y sus compañeras sin ninguna razón, pasaron de
rodillas todo el día en el suelo mojado, llovió de nuevo pero no importaba por
que tenían que seguir de rodillas inmóviles y con los brazos levantados. Llego
el doctor Klein y Olga corrió hacia la puerta del campo él fue a llevarle
medicinas porque se lo había prometido, los descubrió Irma con su látigo les
dijo que hacían , entonces discutieron y el doctor la dejo hablando sola
diciéndole que el asumía la responsabilidad porque él era jefe médico y también
tenía derechos, Olga y el doctor fueron por la avenida que separa al campo
luego el doctor dejo a Olga, ella temía que Irma se vengara por la humillación
que le hizo pasar el doctor, la golpeo y la dejo tirada en la lluvia no la
selecciono ni la mato como solía hacerlo.
Capítulo XIV Organización
Llego un viejo interno que trabajaba en el campo de
Auswichitz con la cabeza rapada diciendo que tenían que resistir y que tenían
que organizar.
Olga no entendió eso de organizar, se preguntaba
qué era lo que se tenía que organizar, entonces empezó a reunir cabos sueltos
aunque le llevo bastante tiempo las internas le dieron la respuesta. “ Si
no quieres morir de hambre, no queda más remedio: robar” y entendió que
organizar es robar a los alemanes expensas, para las internas robar era una
acción noble y cuando lo hacían era un acto de solidaridad social. Estas dos
palabras organizar y robar no era sinónimos pero tampoco se podía poner una
línea divisora, algunas internas robaban a sus compañeras miserables raciones y
cuando estaban mal vestidas robaban también los harapos de los lavabos, habían
campesinas sin educación que hacían maravillas de “organización”.
En septiembre de 1944 “L” organizo cucharas para
los miembros de la enfermería, Olga se sintió muy alegre de a ver recibido una
cuchara para comer, porque siempre que comía sorbía y lambiaba como un pero;
días después desapareció su cuchara y se molesto mucho, la ladrona era una
mujer multimillonaria de Hungría que estaba acostumbrada a verdaderos lujos.
Olga se entero por una de sus amigas que en la barraca 9 había una mujer
que intercambiaba margarina o pan por lana, Olga necesitaba una chaqueta de
lana, la mujer que intercambiaba se llamaba Malika y fue la única mujer de
negocios en el campo. Cuando fueron Olga y su amiga a comprar l regresar tenían
mucha hambre pasaron por donde estaban preparando un platillo de papatas
ralladas y margarina la mujer que lo preparaba estaba mal de su oído por que le
dolía y les dijo que les daba un platillo a cambio de una aspirina para el
dolor tenían miedo de que las castigaran pero al final decidieron dárselas
Capítulo XV Nacimientos malditos
En la enfermería tenían el problema de que cuando
las mujeres fueran a dar a luz los mandaban inmediatamente a la cámara de gas y
cuando el bebé estaba enfermo o ya no tenía esperanzas de que viviera le
perdonaban la vida a su madre y si los bebés Vivían tanto las madres
como ellos tenían que morir. Un día pensaron en salvarlos a los dos simulando
que el bebé había muerto debían de tener mucho cuidado porque si los alemanes
se daban cuenta las enfermeras podían morir en la cámara de gas. En el momento
que sabían que una mujer iba a dar a luz no la atendían en la enfermería si no
en las koias sobre una manta, y si los dolores eran de noche tenían que llevar
a la mujer a la enfermería pero allí corrían el riesgo de tener una infección
por que ahí atendían las heridas más purulentas.
Cuando el bebé nacía le apretaban la nariz con unas
pinzas y le daban una dosis de un producto mortal, y ponían al niño en una caja
aunque esto fue terrible tal vez hubieran sufrido más vivos y quemados en los
hornos
Llegaban las mujeres judías al campo inmediatamente las ponían del
lado izquierdo algunas se tapaban, lograban conservarse y ocultarse así hasta
el día que naciera su bebé; los tenían en las koias pero cuando los alemanes se
daban cuentas pues gritaban de dolores era obvio lo que hacían.
Capítulo XVI Algunos detalles de la vida detrás de las
alambradas.
En
noviembre de 1944 fue disminuyendo la vigilancia alemana, fue algo que no se
les iba a olvidar porque siempre estaban los centinelas vigilando las
alambradas, con este privilegio las mujeres y los hombres intercambiaban
palabras, pero estaban separados por la alambrada cargada de electricidad y si
la tocaban aunque fuera muy ligeramente podía ser mortal, se quedaban de
rodillas las parejas haciendo planes para el futuro. Aunque esto era algo bueno
solo fue temporal por que muchas veces los centinelas habrían fuego incluso
había guardianes que se esperaban a que se juntaran varias personas para dar
tiro sobre ellos. Pero a esto muchas veces no le tomaban importancia se
acostumbraban a todo hasta a la muerte.
Un domino
llego una joven húngara a la enfermería porque un centinela le disparo y la
bala le pego en el ojo, estaba muy grave y lo que quería era saber si perdería
la vista la llevaron a que la operaran a otro campo sus dos ojos corrían
peligro. Al poco tiempo a todos se les olvido el accidente que paso y se
seguían reuniendo, había veces que encontraban los cuerpo de personas pegados
en la alambrada, la gente pensaba que tenían valor de a verse quitado la vida y
ya no sufrirían por todas las torturas que pasaban por otra parte los que
recién llegaban a Auswichitz les hacían tatuajes algunos crean que los tatuaban
porque serian los que no enviarían a exterminar y otros si creían que era para
mandarlos a la cámara de gas, los internos corrientes que llegaban había veces
que no los tatuaban porque solo les servían como combustible para los
hornos.
Utilizaban
punzones de metal para tatuar y cuando alguien moría su número era utilizado
por otra persona y así sucesivamente es por eso que los alemanes seguían en el
numero doscientos mil .
También
llegaban monjas y sacerdotes a Birkenau pero las prácticas religiosas estaban
prohibidas y estaban castigadas bajo la pena de muerte y los alemanes no los
querían porque para ellos estaban demás. Había in campo D era solo para hombres
y había una barraca para niños.
Capítulo XVII Los métodos y su insensatez .
Auschwitz
era un campo de trabajo, y Birkenau era el campo de exterminación pero en
Birkenau también había trabajos y a Olga le tocaban algunos de ellos, el primer
lugar ocupado por el trabajo era integrado por la comida la trasportaban casi
un kilómetro era un resultado fatigoso y para ellas había trabajos
inútiles como mover piedras de un lugar a otro hasta los ladrillos y el barro
lo movían, mientras tanto a Olga le toco limpiar los evacuatorios este era un
trabajo muy duro porque lo hacían durante todo el día.
Habían
grupos de trabajo que lo realizaban sin comer, ni beber, cantaban y marchaban
marcando el paso los superiores no las dejaban de vigilar no les permitían ni
un minuto para descansar y si alguna de las personas desfallecía la golpeaban y
si se enfermaban no eran admitidas en la enfermería a menos de que tuvieran
fiebre muy alta.
Los
alemanes de vez en cuando iban a desinfectar los campos aunque solo parecía que
empeoraban sus condiciones higiénicas por que las desvestían y quedaban con el
cuerpo descubierto y algunas personas tenían piojos; debían pasar por la ducha
después esperar afuera formadas sin importar el tiemplo climático, luego las
mandaban a sus barracas desnudas y tenían que esperar a que se les devolvieran
sus harapos incluso habían mujeres a las que ya no se los devolvían y tenían
que dedicarse a la organización.
A pesar
de las llegadas de prisioneros el número de personas iba disminuyendo porque
eran enviados a fábricas para trabajar como obreros y algunos de los criminales
fueron libres con la condición de pelear contra sus enemigos.
Llego un
tren procedente de Polonia con niños acompañados por monjas los niños estaban
sedientos y hambrientos pedían agua y comida estaban agotados y tristes, una
monja le pidió a guardián que le diera agua pero la ignoro burlonamente la
volteo a ver y la golpeo en la cabeza los niños al ver la sangre se
desesperaron, sus gritos se escuchaban hasta el campo.
Capítulo XVIII Nuestras vidas privadas.
Olga
estuvo durante seis meses compartiendo espacio con cinco personas entre ellas
estaba la doctora G, había estudiado en Transilvania y fue medica, su otra
compañera era una mujer yugoslava, rubia que se creía medica pero no lo era,
ellas pensaban que por lo menos había estudiado el primer año de medicina,
porque siempre se ponía a leer folletos y temía que los alemanes la
descubrieran pues hubo mujeres que se hicieron pasar por medicas e
inmediatamente las enviaron al crematorio. La doctora Rozsa su tercer compañera
era pediatra checa ellas si era una médica de verdad, muy entusiasta de edad
tenía como 55 años era de estatura baja y fea, la doctora Rozsa se ausento y
entre las demás compañeras comenzaron a hablar de ella de que tuvo un romance y
que fue silencioso. La cuarta compañera fue llamada como S, era cirujana de
primera clase como también asistente del esposo de Olga, y la última compañera
era una dentista que se caso cuando la llevaron al campo la noche de su boda la
paso en el vagón del tren. Después ya no solo eran seis sino que llegaron a ser
siete junto con su amiga de Olga, Magda ella era una química, Olga tenia
compañera de cama la esposa de un doctor, llamada Lujza así con el tiempo
llegaron a ser doce mujeres en esa pequeña habitación para todo estaban juntas
aunque tuvieran algunas diferencias.
A Olga le
toco sufrir una infección de sarna pues ella siempre estaba con pacientes, la
infección no la dejaba hacer nada ni trabajar, ni dormir y ya tenía muchas
heridas en su cuerpo por rascarse tanto, la tortura se hizo más insoportable
porque también se infectaron Magda y la dentista no siempre conseguían agua
para asearse.
La
doctora G era una de las personas más ricas en la habitación, tenia vestidos y
no andrajos como las demás, tenía su cobertor de seda le daban oportunidad de
planchar sus camisas todos sus vestidos los conseguía en el mercado negro o a
veces se lo regalaban, por otra parte Olga comenzó también a recibir obsequios
y sus compañeras en veces se molestaban y se preguntaban de quién y por que los
recibía.
Capítulo XIX las Bestias de Auschwitz
Josep
Kramer fue uno de todos los de la SS que tuvo mayor notoriedad, era un criminal
y fue conocido como la vestía de Auschwitz y Belsen las internas casi no tenían
contacto con él a pesar de que fue jefe de casi todo el campo físicamente era
un hombre robusto, pelo corto y ojos negros, a Olga solo le toco verlo dos
veces. Un día después de a ver exterminado a millos de seres humanos dio la
orden de que todos salieran, había muchos hombres entre tanta multitud de
mujeres, les prohibían hablarles de pronto en el campo apareció una orquesta
empezaron con música ligera, todos deseaban divertirse, aparecieron aviones
alemanes se preguntaron qué hacían, comprendieron que los estaban filmando y Kramer
comenzó a pasearse con ellas por todo el campo sonreía pero todo era una farsa
organizada por el, meses después ordeno liquidar al campo 1° al medio día. A
pesar de que ya se había reducido las prisioneras se dio la orden de llevara a
cabo lo dicho. Se llevaron a todas las enfermas y a Olga junto con sus
compañeras les toco quitarles sus blusas harapientas y sucias; Kramer perdió la
calma y golpeo en la cabeza a una mujer dejándole el cráneo aplastado.
Separaron
al personal sanitario en dos secciones la primera fue enviada a un campo de
trabajo y el otro a un hospital.
Capítulo XX La resistencia
La vida
en el campo de Auschwitz se caracterizaba por un espíritu de resistencia, por
ejemplo la resistencia era beneficiar a los mismos compañeros o cuando las
trabajadoras en telares se tardaban en hacer sus tareas era un acto de
resistencia, fueron las principales manifestaciones de sus actividades
clandestinas sin embargo había muchos actos de rebeldía.
En
finales de 1944 se ordeno a las internas rusas y polacas que entregaran a sus
hijos derramando lagrimas amargas las mujeres les ponían cruces en el cuello a
sus hijos para reconocerlos después, a pesar de las desesperación que tenían no
se opusieron a este acto ni tampoco hubo suicidios.
La
organización clandestina consistía de muchas maneras desde el sabotaje hasta la
destrucción de crematorios así como la edición de un “periódico hablado” pues
necesitaban divulgar sus noticias, “L” resolvió problemas técnicos gracias a la
cooperación del Canadá construyeron una pequeña radio la enterraron y durante
la noche iban personas para que al otro día las noticias se divulgaran entre
los internos. Algunos miembros del campo quisieron hacer llegar las noticias a
los Aliados, un prisionero checo logro pasar informes al ejército soviético; al
campo llegaron paquetes de explosivos eran tan pequeños como una cajetilla de
cigarros pues fácil esconderlos el objetivo era volar el crematorio.
Había una
cirujana rusa la doctora Mitrovna era una mujer poderosa que defendía con uñas
y dientes a sus pacientes cuando bombardearon las cocinas de la SS muchas
mujeres resultaron heridas las alentaba con perfecta imparcialidad, en
Nochebuena celebro con las enfermeras canto como una niña respetaba el espíritu
religioso de las compañeras. Un día la doctora estaba distiendo con un guardián
por culpa de Olga la defendió muy bien, Olga se preguntaba por qué.
En
octubre de 1944 hubo una explosión que conmovió al campo un crematorio había
sido volado, la noticia corrió muy rápido Olga aprovecho para salir con su bata
de enfermera, varios SONDERKOMMANDOS fueron fusilados en bosques.
Capítulo XXI ¡París ha sido liberado!
En agosto
de 1944 llego un trabajador francés en la enfermería, Olga lo había visto antes
en Birkenau tenía una sonrisa maliciosa, satisfacción en el rostro este hombre
le dijo a Olga que parís había sido liberado ella se sintió muy conmocionada y
hasta se olvido de curarlo no podía creer ni asimilar la notica siempre que
escuchaba una noticia de los Aliados, se sintió tan dichosa que comenzó a
contarle a cada pacientes lo que ocurrió ellos mismos se sentían asombrados que
hablaban de la notica corrió con rapidez entre los prisioneros se abrazaban u
besaban. La noticia la liberación de Europa se lo agradecían a los Tommies
que eran soldados de habla inglesa algunos franceses fueron fusilados por crear
rumores falsos y otros más fueron exterminados en la cámara de gas en víspera
de la victoria. Luego de la liberación de Cuidad Luz los internos empezaron a
crear planes y como iban a recibir a los aliados y en pesar que verían cenizas
del crematorio verían paracaidistas y aviones en el cielo, así como que los
alemanes se arrodillarían y les pedirían misericordia a los internos por que
estarían llenos de terror.
A todos
los internos se les dijo que si tenían parientes en estados unidos iban a ser
intercambiados por prisioneros alemanes para lograr esto tenían que dar su
dirección nombres, fecha de nacimiento, tanto de ellas como de los parientes;
las mujeres no dejaban de pensar y trataban de recordar los requisitos pero
algunas no lo lograban y hasta lloraban de la desesperación en cambio otras mas
ya tenían visto pasar navidad en Norteamérica, tiempo después loas americanos
llegaron con tres de ropa y calzado los que iban a partir estuvieron esperando
con alegría de la ropa que llevaban algunos les tocaban hasta abrigos y
guantes. Todos deseaban irse con ellos los envidiaban y se sentían
desalentados. Dos semanas después un miembro del grupo Pasche hablo de los
“americanos” y dijo que estuviesen preparados para la partida final, luego
luego sospecharon que algo iba mal porque el tren que venía de regreso devolvió
la ropa y el calzado que les habían dado los “americanos” que antes partieron
pues los habían exterminados.
Olga se
entero que en Barraca 28 había un hombre norteamericano era abogado y
economista pero fue deportado a Auschwitz por ocultar a una judía.
Capítulo XXII Experimentos científicos
Cuando
Olga trabajaba en el hospital del campo FKL y del campo E le toco atender a
conejillos de india humanos eran víctimas de “experimentos” científicos los
doctores alemanes eran libres de hacer lo que quisieran con la gente a pesar de
todo esto no tuvo ningún beneficio solamente sacrificaban a miles de seres
humanos, más allá de las pruebas científicas eran juegos mortales, así como los
niños sin entrañas arrancaban las alas a insectos los doctores hacían lo mismo
pero con humanos algunas veces los experimentos eran absurdos como un doctor
alemán estudiar cuanto tiempo vivía un ser humano solamente con agua salada
otro sumergió a un hombre en agua helada, un día las enfermeras preguntaron a
las mujeres quien no podía dormir les dieron un polvo planco ellas lo aceptaron
y al otro día diez de las veinte mujeres habían muerto. En canto al doctor
Mengele sus investigaciones favoritas era el estudio de enanos y gemelos, a los
gemelos se les daba un trato mayor y les permitían quedarse con su ropa llego
al extremo de perdonarles la vida a una docena de mellizos cuando exterminaron
el campo checo y con los gemelos los coleccionaba y hacia transfusiones de
sangre.
Muchos
internos murieron por los experimentos y otros eran exterminados en el campo de
concentración, la ciencia alemana saco conclusiones que el ser humano puede
sobrevivir a temperaturas predeterminadas y en agua helada; había experimentos
de resistencia del organismo humano al hombre, los musulmanes eran los más
demacrados los obligaban a beber demasiada sopa. La compañía alemana de Bayer
mando medicinas a los tuberculosos, un día utilizaron a mujeres polacas para
injertos de músculos, huesos y otras cosas, había inyecciones en el corazón
estas estaban hechas de petróleo la aplicaban para los enfermos débiles, tenían
más experimentos como poner a enfermos bajo el sol y así ver cuánto tardaba en
morir sin agua. Los alemanes practicaron la inseminación artificial en mujeres
pero esto no dio resultados en agosto de 1944 esterilizaron a muchachos de
trece a dieciséis años los obligaban a masturbarse para tener erección y si no utilizaban
un instrumento de metal que provocaba dolos. En 1945 mujeres jóvenes fueron
sometidas a un experimento por un ginecólogo inyectando un liquito blancuzco en
los órganos genitales de ellas.
Capítulo XXIII Amor a la sombra del crematorio.
Los superhombres
que tenían en sus manos el destino de los internos quisieron extinguir el deseo
sexual en los prisioneros por que corría el rumor de que en la comida ponían un
polvo para reducir el apetito sexual, los hombres de la SS se excitaban al ver
mujeres jóvenes y hermosas cuando las veía desnudas.
Todos se
dirigían a la persona que les interesaba llamándole de tú, las jóvenes tenían
sus aventuras, las blocovas disponían de espacios para ellas y para sus
acompañantes las amigas de la blocova cuidaban mientras su jefa se divertía,
cuando los hombres de la SS se acercaban la cita se interrumpía hasta cuatro
veces; había veces que la blocova prestaba su lugar para que otras mujeres
estuvieran con algún hombre pero si la llegaban a descubrir podía pagarlo muy
caro. La belleza variaba en Birkenau las mujeres que tenían el cuerpo mas lleno
las consideraban como modelos pues a los prisioneros varones no les gustaban
las mujeres con poca carne. Entre las mujeres se distinguían tres categorías el
primer grupo era el menos interesante eran las lesbianas, las mas alborotadas
eran las de segunda clase y en la tercer categoría estaban las lesbianas que se
enteraron de sus tendencias en el campo. Una de las iniciadoras fue una condesa
polaca cuando llego iba vestida de hombre, parecía hombre tenía sus maneras y
gestos igual que un varón, Olga fue acosada por la condesa una vez la ayudo a
bajar de su koia y huyo de ella cuando Olga se quedaba dormida la despertaba a
besos pero cuando a otras mujeres les hacia esto se sentían alagadas.
La Grese
era bisexual y tenía relaciones con mujeres que cuando ya no le gustaban las
mandaba al crematorio; Olga le tenía mucho miedo al “ángel rubio” una vez le
ordenaron llevar sus prendas que le hacia su modista madame Grete así que Olga
hizo todo lo posible para intercambiar su margarina con la modista a cambio de
que la acompañara luego de tanto ruego madame Grete acepto y fueron
juntas a la barraca de Irma cuando llegaron la bella mujer estaba torturando a
una muchacha a latigazos, los gritos se escuchaban mucho Olga se asomo por un
pequeño agujero, mas tarde Irma las mando a llamar empezó a probarse las
prendas la mujer no era flaca pero si bien formada.
Capítulo XXIV En el carro de la muerte.
Durante
varios meses Olga estuvo en busca de su marido, cuando por el campo pasaba un
camión de hombres los miraba para ver si lo encontraba en sueños de Olga se
imaginaba que tal vez estaba trabajando en minas, y muchas veces ella le trato
de mandar mensajes aunque nunca supo si le llegaron; luego de tiempo se entero
que estaba trabajando como cirujano en el Campo de Buna deseaba verlo aunque no
sabía cómo ir a ese lugar.
En el
campo había un lugar para locos los cuales eran llevados a la estación
experimental de Buna eran trasportados en los “camiones de la muerte” servían
para enviarlos a la cámara de gas, así que decidió irse como enfermera en el
camión aunque su plan corría muchos riesgos, logro pasarle un mensaje a su
marido para avisarle que iría al hospital; el día que se fueron al campo de
buna el viaje fue perturbador ir entre locos que de un momento a otro te
abrazaban y luego insultaban sin razón alguna, el camión recorrió la población
de Auschwitz Olga al ver como había gente libre aun que convivía con su familia
y vestían decentemente se dio una grande impresión. Cuando llegaron al hospital
de Buna Olga se encontró inmediatamente con su marido los dos se quedaron
mirando sorprendidos no dijeron ni una sola palabra por que no querían que se
dieran cuenta que se conocían, mientras les hacían experimentos ellos se
encontraron de nuevo no sabían de qué hablar Miklos le contó que trabajaba
desde la mañana hasta la noche con sus palabras la consoló y la animo querían
vivir para dar testimonio esta vez fue la última que lo vio por que después se
entero que por querer ayudar a un prisionero francés que se había desmayado
pero un guardián disparo contra los dos.
Capítulo XXV En el umbral de lo desconocido
En enero
de 1945 llegaron tropas de las SS al hospital en la noche llegaron más SS se
llevaron fichas de los enfermos las juntaron y formaron una montaña de papeles
y les prendieron fuego, luego les convocaron que iban a evacuar el campo y que
tomaran sus pertenencias, según irían al interior de Alemania, también
incluyeron a las enfermas porque temían que los rusos los descubrieran, muchas
mujeres se apretaban en la alambrada que separaba al campo de mujeres de el de hombres
para despedirse de ellos porque no sabían si los volverían a ver; se hicieron
rumores de que creían que los iban a acecinar algunas mujeres enfermas estaban
aterradas por qué no tenían fuerzas otras continuaron siguiendo órdenes para
emprender el viaje.
En esa
mañana las reunieron en la Lagerstrasse en columnas, cuando las seleccionaron
enfermas y no enfermas fueron envidadas a la barraca, otras lloraban porque
querían irse al viaje; Olga se dio cuenta que en el viaje morirían de hambre se
fueron a un almacén y tomaron todo el pan que pudieron. Afuera del campo
tuvieron que formarse durante horas después los soldados de la SS cerraron las
puertas del campo, cuando partieron Olga recordó a sus hijos, sus padreas y a
su marido al volver a ver Birkenau ella tenía claro que iba a vengar a su
familia y para lograr esto se fugaría. Las cruces de Birkenau se veían cada vez
menos y poco a poco fue desapareciendo el matadero más grande de la historia.
Capítulo XXVI La libertad
Los
guardianes los conducían por la carretera de Auschwitz, hacia mucho frió el
estruendo de armas cada vez se acercaba mas y cada que se acercaban se iban
acercando se alegraban; iban caminado más aprisa se inquietaban de no saber
donde las estarían llevando eran seis mil mujeres las que iban caminando por
aquella carretera llena de nieve, los guardianes se encontraban armados con
granadas y ametralladoras tenían la orden de disparar; pasaron por varias
aldeas polacas Olga sintió una emoción al ver gente libre en sus casas.
Pasaron la primera noche en una cuadra Olga junto
con sus amigas tomaron las primeras filas otras mujeres estaban discutiendo
cada vez se hacía más intolerable el ambiente. Olga ya había decidió irse pero
al ver a Magda y Lujza le dio lastima y se fueron juntas iban muy asustadas
siguiendo los pasos de Olga. Después de caminar mucho llegaron a un escondite
en una aldea polaca donde había un iglesia, pero una patrulla alemana se acerco
hacia la iglesia pronto corrieron a una casa luego se escondieron en un
ganadero pudieron gozar de buena suerte porque les llevaron comida. Al día
siguiente en la mañana fueron a un nuevo escondite cuando llegaron Olga en
agradecimiento les hizo unas galletas pero cuando ella estaba en la cocina
llego un policía alemán y la cuestiono porque nunca la había visto hay.
Capítulo XXVII Todavía tengo fe
En este ultimo capitulo narra como ella quisiera que lo que a ella le
paso jamás vuelva a suceder en el mundo y que después de a ver leído el libro
no queden dudas de lo sucedido.
El 31 de diciembre de 1944 la SS pidió a Birkenau que le mandara un
informe general de los niños separados de sus familias, los alemanes
inmediatamente llegaron a la conclusión que los tenían que desaparecer pero no
querían ni siquiera gastar gasolina así que dieron la orden de que los bañaran
les cortaron su pelo e iban caminando en la carretera cubierta de hielo y si un
pequeño resbalaba le daban latigazos. Más tarde los bañaron sin jabón ni
toallas y con agua helada les pusieron de nuevo sus harapos, los alemanes
resolvieron el problema de los inocentes de Birkenau después de que los bañaron
hicieron revisa que tardo cinco horas fueron pocos los pequeños que
sobrevivieron. Era el último día del año caían enormes copos de nieve, rezaban
por tener justicia, mientras muchas personas más eran felices en Año nuevo en
Birkenau las ratas estaban cebándose los cuerpos de los niños.
Olga finaliza “Gracias a estos pocos, no he perdido totalmente
mi fe en la humanidad. Si en la misma jungla de Birkenau no todos fueron necesariamente
inhumanos con sus hermanos hombres, indudablemente hay todavía esperanzas.
Esta es la esperanza
que me hace vivir.”